miércoles, 18 de noviembre de 2009

Los partidos deben reencontrarse con la ciudadanía

Entre las virtudes de la Mesa de Unidad Democrática se encuentra que gracias a su existencia y al espíritu democrático de la población, hemos logrado minimizar el peligro de salidas similares al Carmonazo, ya que los factores que hacemos vida en dicha mesa, estamos unidos en torno a salidas constitucionales y electorales. Pero también es oportuno destacar que el 87% de los venezolanos consideran importante la existencia de partidos políticos; sin embargo la suma del respaldo a los partidos contrarios a Chávez apenas alcanzan 11%, mientras que el PSUV se ubica en 35%. Llevándonos a la pregunta: ¿Por qué si el PSUV y Chávez representan una minoría, cual es la razón para que los partidos de la oposición no aumenten su simpatía?


De igual manera debemos recordar que Chávez esta en campaña y en un proceso de reactivación de su estructura electoral, a través de elecciones internas del PSUV y la selección de sus candidatos. Pero su debilidad electoral queda demostrada cuando alargan las elecciones a la Asamblea Nacional para septiembre del 2010 (ellos la tenían planteada para mayo); sin embargo la mesa situacional de Miraflores esta clara de la falta de conexión de los partidos de la oposición con un importante sector del país, puesto que prevalecen criterios hegemónicos, burocráticos y mediáticos en su actuación política, que impiden su conexión con el deseo de cambio de la población.




Ante esta realidad debemos plantearnos una AGENDA PARLAMENTARIA de profundo contenido social; la selección de los candidatos a través de ELECCIONES PRIMARIAS, bajo la modalidad de un sistema de planchas abiertas; la TARJETA ÚNICA para que se exprese con determinación y confianza la voluntad de cambio de las mayorías y la organización de un gigantesco VOLUNTARIADO integrado por todos quienes estén dispuestos a incorporarse al esfuerzo de construir la victoria y a defender el voto en las mesas electorales. Recordemos crecimiento de la abstención por parte de los desilusionados de esta falsa revolución, al punto en el triunfo de Chávez en el 1998 fue de 37%, en su reelección del 2000 creció al 44%, durante el referéndum del 2004 fue de 30%; en las presidenciales del 2006 en 25%, en el referéndum del 2007 ascendió a 47% y en la enmienda de se ubico en 30%. Estos números demuestran que en una contienda entre Chávez y esa oposición tradicional, un importante sector de la población que no es abstencionista crónico, prefiere inclinarse por la abstención y en un número menor, sufragar por Chávez a pesar de las críticas que le tienen a su gobierno.

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