jueves, 18 de diciembre de 2008

Análisis de Rafael Venegas

Si analizamos los resultados de la economía al cierre de 2008, cuando todavía no comienza a manifestarse los efectos de la crisis internacional sobre su dinámica interna, veremos que las erráticas políticas económicas y la irracional y demagógica política de gasto fiscal, aunada al despilfarro nacional e internacional, a la ineptitud para gobernar y a la galopante corrupción que carcome las estructuras de las principales instituciones del régimen; claramente anuncian el fin de su artificio de bienestar económico y social: inflación disparada, aumento del desempleo, dólar paralelo marcando los costos y precios de los productos, déficit fiscal y endeudamiento colosal del país, entre otras cosas. Y todo ello, coincidiendo con el deterioro progresivo de la capacidad de amortiguación que hasta ahora ha representado las Misiones, con el fracaso más estruendoso en el manejo de las empresas nacionalizadas y de la llamada “economía social”, con la crisis de las empresas tuteladas por la CVG, con el desmejoramiento de la calidad de todos los servicios públicos y, en general, con la merma en la calidad de vida de la gente.

La conclusión más importante es que el dique de contención que representó la enorme bonanza petrolera, que permitió mitigar parcial y relativamente los principales males del país, que sirvió para ocultar de alguna manera toda su incapacidad e ineficiencia en la gestión pública y, sobre todo, para financiar su irracional proyecto despótico y totalitario más allá, incluso, de las fronteras nacionales; ese dique de contención, decimos, ha comenzado a agrietarse y amenaza con desbordar sus aguas en el discurrir del año 2009. Sencillamente, con la caída acelerada de los precios petroleros y el conjunto de otros efectos que traerá consigo la crisis, el gobierno no estará en condiciones de mantener el gasto público, no podrá cubrir los compromisos adquiridos en materia de gastos e inversión, no tendrá las mismas facilidades que hasta ahora para acceder al crédito o al préstamo, ni podrá financiar toda su irracionalidad político-social nacional e internacional.

El proyecto de presupuesto presentado por el gobierno para el año 2009 ha sido calculado con base en un barril a $60 y una producción anual de 3.900.000 barriles diarios. Es fácil desprender que ninguna de las dos premisas podrá ser cumplida, pero llama la atención la ratificación del mismo por parte un gobierno que sabe perfectamente que ni una ni otra cosa son verdad. La explicación es que se trata de una estratagema del gobierno que no quiere anunciar desde ya, por razones políticas que comienzan a ser obvias, que forzosamente tendrá que ir hacia un recorte presupuestario y a la toma de algunas medidas de ajuste fiscal. Todos los analistas coinciden en que el gobierno necesita, efectivamente, un barril de petróleo a un precio no menor de $60 para poder financiar toda su política. Cualquier caída por debajo de ese límite ya se traduce en déficit y hacen inviable sus planes. Esa es la primera lectura que hay que hacer del presupuesto presentado. Pero el gobierno parece estar dispuesto a aprobarlo en estos términos, aun cuando el barril de petróleo venezolano promedia hoy los $40 el barril (O sea, $20 menos que el precio al que ha sido calculado el presupuesto) y la producción no pasa de los 2.400.000 barriles diarios.

El gobierno está plenamente consciente de lo que aquí decimos. Tratará de diferir todo el tiempo que sea posible el momento de anunciar el recorte y las medidas de ajustes. Para ello cuenta con suficientes reservas internacionales que le permiten un cierto margen de maniobra. Necesita primero someter a consulta su inconstitucional pero imprescindible Enmienda Constitucional y para lograrlo no ahorrará esfuerzos y recursos, tal como lo demostró a lo largo de la campaña electoral que acaba de concluir.

¿Qué tipo de recortes y de medidas de ajuste podría tomar el gobierno? Es obvio que intentará no afectar sus programas sociales y que la última de las medidas será la devaluación. Por ahora sólo nos ha anunciado las ridículas medidas de reducir las llamadas a celulares, la cancelación de las celebraciones de agasajos y fiestas y la reducción de la compra de vehículos para el gobierno; ni siquiera de un valor simbólico. Es previsible, en cambio, que restablezca el impuesto al debito bancario, que se eleve la alícuota del IVA, que se regulen las importaciones según un cierto orden de prioridades, que se imponga un sistema de cambio diferencial (una devaluación controlada y parcial), que se redimensione y/o difieran algunos proyectos de inversión, que se cancelen algunas “nacionalizaciones” o compra de empresas por parte del Estado (tal vez sea ese el caso del Banco de Venezuela), que se posterguen algunas inversiones en el exterior y se reduzca en algo la “ayuda” a sus socios y gobiernos aliados, que se haga un nuevo ajuste de precios para volver a otra etapa de precios controlados, sin entrar en consideración del problema del precio de la gasolina; entre otras cosas. O sea, contracción económica con inflación en ascenso, escasez de productos y encarecimiento de sus precios, incremento del desempleo y más deterioro de los servicios públicos, nuevas cargas impositivas y reducción y encarecimiento de las importaciones sin contrapartida en la producción nacional, entre otras consecuencias. Y todo esto, en medio de un proceso de malestar social y de incremento de las protestas por diversos motivos, de aumento del número de los conflictos laborales por las reclamaciones salariales y contractuales y de rechazo creciente a su proyecto autoritario.

¿Puede, sin embargo, el gobierno someterse a algún nivel de disciplina fiscal y de racionalidad en el gasto, en el contexto de las circunstancias políticas actuales y de cara a sus propósitos políticos nacional e internacional? ¿Son éstas inexorablemente las únicas medidas que podría tomar? Tenemos razones para pensar que, si bien su margen de maniobras es bastante limitado, su talante autoritario y arbitrario puede llevarlo por caminos distintos. Por una parte, la ambición megalómana e irracional del presidente no encuentra límites ni mide proporciones, en función de su objetivo de perpetuarse en el poder e imponer su proyecto no ahorra esfuerzos ni recursos ni renunciará a sus manejos torcidos de la legalidad. Puede por un tiempo seguir gastando desbordada e irresponsablemente, durante una primera fase y hasta quemar las cartas que se está jugando hoy (no prejuzgamos por ahora resultados), para en un segundo momento decretar una emergencia por razones económicas y sociales, al amparo de la cual proceda arbitrariamente a tomar medidas extraordinarias, siempre de corte autoritario y, seguramente, destinadas al fracaso.


Como puede observarse, el panorama es complejo, difícil, incierto, como todo lo que nos ha tocado enfrentar en esta etapa. Pero pensamos que esta vez bastante más peligroso, con una gran potencialidad conflictiva y con el riesgo de replantear situaciones parecidas a las vividas durante el período 2002-2004.

Reseña de Lula da Silva

Infancia y juventud
Nació en el pequeño pueblo llamado Caetés, estado de Pernambuco, con el nombre de Luiz Inácio da Silva. Desde pequeño es conocido por el apodo "Lula", diminutivo de Luiz muy común en Brasil, y que también significa calamar en portugués. Lo agregó oficialmente a su nombre en 1982.
A los siete años de edad Lula realizó un viaje común para muchos campesinos de
Brasil: en condiciones no muy buenas, se mudó al estado de São Paulo, con la esperanza de encontrar allí mejores oportunidades de vida. Llegaron a vivir a Guarujá, ciudad del litoral del estado. Tuvo una infancia humilde como lustrabotas.
Luiz Inácio fue alfabetizado en el Grupo Escolar Marcílio Dias cuando tenía diez años. En 1956 se mudó a la ciudad de
São Paulo. Con doce años de edad, Lula fue contratado en una tintorería y ocuparía después las profesiones de mecánico y auxiliar de oficina.

Obrero y sindicalista:

Dentro del mundo industrial, Lula consiguió una beca en un curso de tornero mecánico en el SENAI, organización brasileña de enseñanza industrial, para educarse como metalúrgico. Algunos años después se mudaría a São Bernardo do Campo, donde tuvo sus primeros contactos con el movimiento sindical en 1968, por influencia de Irmao José Ferreira de Melo, apodado Frei Chico, que le presentó su primer libro, titulado: O Que é a Constituição ("¿Qué es la Constitución?").
En
1969 Lula fue elegido dirigente del sindicato de metalúrgicos de São Bernardo do Campo. En 1975 fue elegido presidente de dicho sindicato. Reelecto en 1978, fue uno de los líderes sindicales que retomaron la práctica de manifestaciones públicas a gran escala, que se habían abandonado desde el endurecimento represivo da dictadura militar en los 10 años anteriores. Durante el transcurso de las manifestaciones, la idea de fundar un partido representante de los trabajadores fue madurando, y, en 1980 fue fundado el Partido de los Trabajadores, (PT).

Líder de la oposición de izquierda

Antes de participar en las elecciones cambió judicialmente su nombre de Luíz Inácio da Silva por el de Luíz Inácio "Lula" da Silva (la legislación brasileña vigente prohibía el uso de apodos por los candidatos).
En 1982, Lula participó en las elecciones para el gobierno regional de
São Paulo, en las que resultó derrotado. En 1984, participó en la campaña Direitas Já (¡Directas ya!) al lado del Ulysses Guimarães, que pedía elecciones presidenciales directas tras la caída de la dictadura militar. La campaña no tuvo éxito y las elecciones presidenciales de 1984 fueron hechas por el sistema de Colegio Electoral. En 1986, fue elegido diputado federal con récord de votos.
En
1989, se celebraron por fin elecciones directas a la presidencia de la república. Lula era candidato a presidente, liderando todas las encuestas hasta semanas antes de la elección. Sin embargo las elecciones acabaron siendo ganadas por Fernando Collor de Melo, candidato conservador del Partido de la Renovación Nacional (PRN), que recibió un fuerte apoyo por una parte de la clase media y los industriales, que se sentía aparentemente intimidada ante la perspectiva de que Lula, como sindicalista que había sido, gobernara desde parámetros excesivamente izquierdistas una vez tomara el poder.
Los medios de comunicación vinculados a la izquierda en
Brasil y la oposición afirman que el resultado de las elecciones de 1989 fue decisivamente manipulado por sectores de medios de comunicación alineados con la derecha conservadora. Está demostrado que Collor de Melo inició una campaña de difamación de Lula, presentando en los espacios de publicidad electoral gratuita a una antigua pareja del sindicalista con la que había tenido una hija. Según ella, Lula le había propuesto abortar tras quedarse embarazada de él. La mujer era de raza negra, con lo que Collor de Mello acusó a Lula de racismo. La clave de la campaña sería el último debate televisivo entre los candidatos (en horario de máxima audiencia) en el que se concedió más tiempo a Collor de Melo que a Lula. También se habló en este sentido de la interrupción del servicio de transporte público urbano en áreas de baja renta, dificultando el traslado de electores afines a Lula hasta las mesas electorales, así como el secuestro fingido del empresario Abílio Diniz, en las vísperas de las elecciones, por un grupo de supuestos terroristas extranjeros.
Pocos días antes de las elecciones se mostró en la televisión a dicho empresario, liberado de su cautiverio, portando una camiseta con un emblema del Partido de los Trabajadores, que supuestamente sus secuestradores le hicieron poner.
En
1991, el presidente Collor, oriundo de una tradicional familia de Alagoas de políticos y empresarios del sector de las comunicaciones, fue denunciado por corrupción activa y pasiva por sus relaciones con el empresario y secretario de campaña, Paulo César Farias. El escándalo provocó una amplia movilización social en lo que fue conocido como el Movimento Cara Pintada, donde Lula tuvo un papel destacado entre los canalizadores de las protestas. En su punto álgido las protestas pacíficas reunieron a más de 50 millones de ciudadanos, algo jamás visto en Brasil en dicha proporción, exigiendo la destitución parlamentaria del presidente, la cual finalmente se produjo por la presión social sobre los congresistas.
En
1994, Lula volvió a presentarse a la presidencia y fue nuevamente derrotado, esta vez por el candidato del partido Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el sociólogo Fernando Henrique Cardoso (posteriormente apodado por la prensa FHC). Ex senador Cardoso, tenía un pasado político ligado al centro-izquierda, habiendo sido exiliado durante la dictadura militar, y es uno de los intelectuales más respetados del mundo.
Al frente del Ministerio da Hacienda en el gobierno de
Itamar Franco, FHC fue uno de los proulsores del Plan Real, que tuvo éxito en contener la hiperinflación y estabilizar la moneda brasileña. En 1998 Fernando Henrique Cardoso fue el primer presidente brasileño reelecto en primera vuelta, derrotando nuevamente a Lula, que en esta ocasión pactó con el líder del también socialdemócrata Partido Democrático del Trabajo (PDT), Leonel de Moura Brizola que había sido compañero de formula a la vicepresidencia.


Informe de PROVEA 2008

Al cumplirse 10 años de gobierno bajo la dirección del Presidente Chávez y a casi 10 años de la nueva Constitución persisten importantes déficit en materia de derechos humanos en el país.
Así lo refleja el XX Informe Anual sobre la Situación de los Derechos Humanos en Venezuela del Programa Venezolano en Educación-Acción en Derechos Humanos que registra desde octubre de 2007 a septiembre de 2008, las acciones y omisiones del Estado y los acontecimientos más importantes en la materia.
Del análisis de toda la información acumulada Provea pudo constatar resultados y medidas positivas en algunas áreas, resultados negativos en otras y situaciones donde expresa preocupación por la situación de algunos derechos. A juicio de la organización de derechos humanos, destacó como positivo la continuidad de políticas de inclusión social en el sector educativo; avances en el derecho a la alimentación y crecimiento del consumo en los sectores de menores recursos; una reducción del número de manifestaciones reprimidas a pesar de que este año se produjo la mayor cantidad de movilizaciones en los últimos 10 años; el Decreto Especial de Amnistía para varios presos y perseguidos políticos; la promulgación de la Ley de Policía Nacional; una mayor voluntad de la Fiscalía General de la República (FGR) para combatir la impunidad los graves y numerosos delitos donde aparecen involucrados funcionarios policiales; la creación de una Defensoría Delegada Especial con competencia nacional en el área de protección de los derechos del adulto y de la adulta mayor; así como también una mayor apertura de la Defensoría del Pueblo (DP) para dialogar y aunar esfuerzos con las organizaciones de derechos humanos.


Con relación a los retrocesos, Laurent Labrique, coordinador de la investigación realizada por Provea, señaló que persiste como el principal problema, la delicada situación del derecho a la vida en Venezuela, pues en numerosos aspectos se alcanzaron topes históricos de vulneración de ese derecho: con un total de 274 víctimas principalmente bajo la modalidad de ejecuciones, la investigación de la organización constató un incremento importante de las violaciones a este derecho perpetradas por organismos de seguridad del Estado o la Fuerza Armada, lo cual ha sido implícitamente reconocido por la Fiscalía General de la República.


Adicionalmente persiste el alto número de personas asesinadas en las cárceles del país con un saldo de enero a octubre del 2008 de 390 muertes. A ese cuadro se suma el incremento de los homicidios en el país por la inseguridad existente y la falta de capacidad del gobierno para abordar de manera efectiva los graves problemas de inseguridad ciudadana y su negativa a promover un diálogo nacional para abordar la situación. El informe registró un total de 10.606 homicidios de enero a septiembre, lo que representa un aumento del 10,86% con relación al mismo periodo del año pasado. Finalmente en cuanto al derecho a la vida hay que destacar la persistencia del sicariato contra campesinos y miembros de organizaciones sindicales, lo cual hace de Venezuela, a decir de Provea, uno de los países más peligrosos en el mundo para ejercer la actividad sindical pese a una reducción de la cantidad de víctimas respecto al año anterior.


Provea también señaló como situación que vulnera la vigencia de los derechos humanos en el país la apertura de juicios penales a manifestantes por ejercer su derecho a la manifestación pacífica así como la aplicación de la justicia militar a civiles, el incremento de los casos de violaciones a la libertad de expresión y las cada vez mayores limitaciones para acceder a la información pública.


En el campo de los derechos sociales se cuestionó el incumplimiento, una vez más, de las metas en el derecho a la vivienda y la falta de continuidad en la gestión del ministerio; la mora, por otro año, en la creación de la institucionalidad de la seguridad social; la dilación legislativa por octavo año consecutivo de la Asamblea Nacional (AN) para promulgar la ley de salud y la ley de pensiones; y el aumento de las importaciones de alimentos que vulnera la seguridad y soberanía alimentaria.


Marino Alvarado, coordinador general de Provea afirmó que el Informe apunta ciertos estancamientos y algunas situaciones del contexto nacional no favorables a los derechos humanos. Expresó su preocupación sobre la paralización del proceso de distribución de tierra agrícola y los pocos impactos positivos de las políticas públicas en el sector agrícola; el deterioro de algunas misiones, en particular las deficiencias de la Misión Barrio Adentro; el proceso inconstitucional de centralización de los servicios de salud y la ineficacia gubernamental para abordar la crisis relacionada con este derecho; la ausencia de diálogo social tanto en el sector público como privado que hace que las organizaciones sindicales hayan perdido prácticamente su poder de incidencia; las muestras de poca independencia del Poder Judicial; el desacatamiento por parte del Estado de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y las decisiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Comisión IDH); la persistencia de obstáculos a la actividad de algunas organizaciones y activistas de derechos humanos; el discurso polarizado que se mantiene en la dirigencia política del país, principalmente desde el Ejecutivo Nacional que continúa dificultando la posibilidad de consensos para enfrentar graves situaciones que afronta el país y constituye un contexto nacional nada favorable para superar los déficit existentes en materia de derechos humanos.


Provea recuerda que su Informe, en el cual participaron un amplio rango de profesionales del movimiento de derechos humanos, constituye una herramienta de diálogo con las instituciones públicas: “Estamos dispuestos a reunirnos y aportar nuestra experiencia a las autoridades para contribuir a mejorar la situación de los derechos humanos en Venezuela para alcanzar su plena vigencia”, señaló Alvarado.


Si desea consultar o descargar el texto completo del Informe Anual 2007-2008 de Provea visitar la siguiente dirección electrónica: http://www.derechos.org.ve/publicaciones/infanual/2007_08/index.html


Si desea fotografías en alta resolución de la rueda de prensa visitar:
http://www.derechos.org.ve/ia2008_1.jpg / http://www.derechos.org.ve/ia2008_2.jpg


(*) PROVEA - Parroquia Altagracia, Boulevard Panteón, Esquinas Puente Trinidad a Tienda Honda, Edificio Centro Plaza Las Mercedes, PB, Local 6 / web:
www.derechos.org.ve


Este documento fue tomado de www.soberania.org