jueves, 28 de mayo de 2009

La autonomía Universitaria


Ing. Héctor Sánchez
Secretario General de Vanguardia Popular de Aragua
La autonomía universitaria ha sido una presa permanentemente codiciada por el autoritarismo gubernamental en nuestro país; indistintamente del ropaje con que se haya revestido en un determinado momento. Basta con retroceder un poco hacia el pasado reciente para confirmar esta aseveración. No se requieren muchas explicaciones para precisar su situación durante los períodos dictatoriales de los generales Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez; pero quizás se necesite algo más, para evidenciar lo ocurrido durante los gobiernos posteriores al 23 de enero de 1958, fecha en la cual el último de los nombrados huyó precipitadamente del país.
En el marco de las aspiraciones a vivir en democracia y libertad que el pueblo venezolano aspiraba haber conquistado a partir de ese momento; que quedaron formalizadas como derechos en la Constitución del año 1961, se restablece la autonomía universitaria; pero al poco tiempo, con la excusa del combate a la subversión, ésta es fuertemente golpeada durante los gobiernos de Rómulo Betancourt (1959-1964) y Raúl Leoni (1964-1969). Para finales de la década de los 60, habían quedado prácticamente derrotadas las denominadas organizaciones de izquierda; las cuales habían desarrollado en ese período la táctica de lucha armada para acceder al poder. Esto permitió que, en su primer gobierno (1969-1974), el Dr. Rafael Caldera impulsara la llamada política de “pacificación”; sin embargo, no impidió que procediera al allanamiento policial-militar de las principales universidades autónomas del país y lograr, por parte del Congreso Nacional de la época, la aprobación de su famosa Reforma a la Ley de Universidades, que dio paso a la creación del CNU, a la reducción del cupo, a los exámenes de admisión, a la proliferación de universidades experimentales (sin autonomía), etc. La aprobación de dicha reforma, significó un importante cercenamiento a la autonomía universitaria de manera “legal”.
Estas políticas, sumadas a las periódicas reducciones presupuestarias y a la intervención directa del poder ejecutivo en las universidades no autónomas, continuaron siendo utilizadas por los diferentes gobiernos que siguieron a éste; incluyendo al actual. Tratando de presentar las restricciones como simples medidas administrativas plenamente justificadas, los diversos grados de autoritarismo que han caracterizado a nuestros gobiernos, han utilizado el cerco presupuestario como una de sus armas favoritas para intentar hacer de la autonomía letra muerta. Pero los de antes y los de ahora, se han encontrado siempre con la firme decisión de los universitarios de convicciones democráticas, de no permitir que tal cosa ocurra. Tampoco han faltado nunca, los pusilánimes que han querido vender la autonomía a cambio del plato de lentejas que les ofrecen.
En todas las oportunidades anteriores, universidad y pueblo, pueblo y universidad, han salido a luchar juntos para no dejarse arrebatar lo que por derecho les pertenece. Esta vez, no puede ser de otra manera. Sin distingos de ningún tipo, los universitarios más conscientes y dispuestos estamos en la obligación de ponernos al frente; de estimular a los desganados, de unir y organizar las fuerzas, de dirigirlas en la lucha y desenmascarar las pretensiones del gobierno y de sus agentes infiltrados. A los universitarios de Aragua nos corresponde hacerlo en nuestro estado. Las dificultades y limitaciones que presentan las direcciones gremiales, han determinado que carezcamos en la actualidad de políticas, de planes y de organización adecuados para afrontar, con posibilidades de éxito, la dimensión de un conflicto que traspasa los límites de cada uno de nuestros gremios y núcleos universitarios por separado; que traspasa además las fronteras de nuestro estado y se convierte en un problema de toda la sociedad venezolana. Estas razones obligan a tomar medidas de emergencia; orientadas a superar las dificultades presentes y por venir, entre las cuales pueden estar las siguientes:

1. Constituir de inmediato un organismo con todos los estudiantes, profesores, empleados y obreros, sean o no directivos gremiales, dispuestos a asumir responsablemente la dirección de la lucha a nivel regional (Comité Universitario de Conflicto); que trace las orientaciones al resto del movimiento y se dedique a fortalecerlo; que convoque a todos los universitarios, incluyendo a sus representaciones formales, a unir y organizar las fuerzas para enfrentar este nuevo zarpazo autoritario.

2. Constituir en cada facultad o departamento y núcleo universitario un organismo similar (Comité de Conflicto), conectado y estrechamente relacionado con el anterior.

3. Promover una intensiva campaña de reuniones y asambleas intergremiales para informar, organizar a las bases del movimiento y legitimar los Comités Universitarios de Conflicto.

4. Desarrollar jornadas de propaganda y agitación dentro y fuera de los núcleos universitarios.

5. Organizar foros, conferencias, etc. dentro y fuera de los recintos universitarios.

6. Establecer relaciones de mutua solidaridad y coordinación de luchas con distintos sectores de la sociedad (magisterio, otros trabajadores, estudiantes de educación media, vecinos, colegios universitarios, partidos políticos, ONG, etc.).

7. Impulsar y privilegiar la movilización de calle.



¡LA AUTONOMIA PERTENECE AL PUEBLO Y SE DEFIENDE EN LA CALLE!
¡IMPULSEMOS LOS COMITES UNIVERSITARIOS DE CONFLICTO!

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