martes, 10 de marzo de 2009

Aniversario de Vanguardia Popular

Vanguardia Popular cumple dos años de existencia. Nacimos bajo la impronta de un régimen que en diez años ha frustrado las esperanzas de cambios que por décadas ha demandado el pueblo: romper la dependencia, el carácter monoproductor y rentista de nuestra economía; reducir sustancialmente los niveles de pobreza y exclusión social; construir una verdadera democracia que incorpore todas las capacidades y potencialidades existentes; y restablecer la moral pública para que la honradez, el trabajo, la justicia y la solidaridad fuesen los soportes de una nueva convivencia nacional; eran los retos que debió acometer un gobierno que ha contado con los más altos ingresos fiscales de nuestra historia, con el control de todas las instituciones del Estado, con las más amplias facultades constitucionales y legales para gobernar y, hasta hace muy poco, con el respaldo de la mayoría del país.
El saldo, sin embargo, es el refuerzo de nuestra dependencia del petróleo, de las importaciones y del endeudamiento público, mientras la arbitrariedad y el autoritarismo cercenan cada vez más las libertades democráticas, y despilfarran la bicoca de $850.000 millones como producto de la ineficiencia y la corrupción. Quienes se emborracharon con la abundancia de los ingresos fiscales, creyendo que el petróleo duraría toda la vida a $120 el barril, y que dispondrían eternamente de presupuestos anuales de Bs200 billones, sacrificaron una oportunidad histórica para corregir los males estructurales que sufre nuestra economía y para brindarle al país un desarrollo sostenible y sustentable. Por el contrario, el resultado ha sido el endeudamiento de PDVSA y la merma de su capacidad productiva, la quiebra de las empresas de la CVG, el fracaso de las empresas nacionalizadas y del sector de la economía social, la caída del 40% del aparato industrial, el crecimiento de la deuda pública, el deterioro de los principales servicios públicos, el aumento ilimitado de las importaciones y una inflación que hace añicos el ingreso familiar.
La crisis internacional no es entonces la causa principal de los problemas. Es, en todo caso, un agravante importante en medio de los desatinos y fracasos del gobierno, resultado de una década perdida en un proyecto que hoy se revela claramente como antinacional, antipopular y antidemocrático. Tiempo y recursos han sido dilapidados en el propósito perverso de imponerle al país un proyecto personalista y despótico, disfrazado de revolución y socialismo, que sólo encubre las ambiciones de poder y de riqueza de una pequeña camarilla cívico-militar.
Quienes en tiempos de abundancia fueron incapaces de sacar a flote el barco de la patria, no podrán gobernar exitosamente en medio de la escasez que se avecina. El derrumbe de los precios petroleros empeorará la situación. Las medidas de recorte del gasto público y de ajuste fiscal que el gobierno ha ido tomando a cuenta gotas, se traducirán en más impuestos y mayor desempleo, escasez de productos básicos, crisis de los servicios públicos, pérdida del poder adquisitivo del salario y negación de las reivindicaciones de los trabajadores y el pueblo; todo lo cual se convierte en caldo de cultivo para el agravamiento de problemas sociales como la delincuencia y el crimen. Hambre y represión es lo único que podemos esperar del gobierno, a juzgar por la respuesta que ha dado a los reclamos de los trabajadores de Guayana y de la corporación eléctrica, del Metro y de la industria petrolera, del magisterio y de la administración pública.
Demandamos aumento salarial y discusión de todos los contratos colectivos pendientes, reducción sustancial del gasto militar, del gasto exterior y de la regaladera del dinero público, rebaja de los sueldos de los altos funcionarios del Estado, un verdadero plan de austeridad y lucha a fondo contra la corrupción, freno a las importaciones y estímulo efectivo a la producción nacional, intervención inmediata de la CVG y no más impuestos contra el pueblo, entre otras medidas. Quienes nos oponemos al régimen estamos obligados a colocarnos al frente de los reclamos populares, a exigir medidas urgentes para encarar la crisis y a formular un proyecto de cambio que le devuelva al pueblo la esperanza y la credibilidad.
El país está cansado de la pugnacidad estéril, agobiado de problemas sin solución, bajo la amenaza constante del autoritarismo militarista y con una gran incertidumbre frente al futuro. La polarización política y la manipulación maniquea de la confrontación, estimuladas desde el poder, son las dos caras de una misma moneda de uso corriente para el gobierno y para ciertos sectores de la oposición, que comparten en el fondo los mismos intereses. El país reclama la más amplia y sincera unidad, que trascienda a los partidos y a la oposición misma para alcanzar a la gran mayoría nacional, incluida esa importante franja de compatriotas que creyeron, o aún siguen creyendo, en la oferta engañosa del presidente. Unidad con base en un proyecto político que ponga el acento en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, conducido por un liderazgo renovado capaz de sembrarse en el corazón y la conciencia del pueblo. Soberanía, Democracia, Progreso y Justicia Social, deben ser los ejes de ese proyecto.
Al arribar a su 2º aniversario, Vanguardia Popular convoca a este propósito y compromete su esfuerzo en esa dirección, al tiempo que ratifica el objetivo principal que le dio origen: construir una fuerza de cambio genuinamente progresista y revolucionaria, de claro contenido democrático y profundo aliento social, capaz de convertirse en alternativa de poder frente a los riesgos del continuismo chavista y de la regresión “cuarto-republicana”.
¡VANGUARDIA POPULAR: 2 AÑOS CONSTRUYENDO UNA FUERZA DE CAMBIO!
¡POR SOBERANÍA, DEMOCRACIA, PROGRESO Y JUSTICIA SOCIAL!
Comité Central del partido Vanguardia Popular
Caracas, 11 de marzo de 2009

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