domingo, 30 de marzo de 2008

¡Basta de inseguridad y delincuencia!


Respaldemos la propuesta de utilizar planes de prevención al delito de manera permanente en los colegios y liceos, ya que el 83% de los niños y adolescente de 6 a 16 años hacen vida en estos centros educativos. Debemos exigir el combate a la delincuencia organizada que recluta y estimula a nuestros jóvenes al consumo de drogas desde los planteles educativos y otros sitios. A la vez de depurar los cuerpos policiales de funcionarios malandros, crear un centro de formación para los policías y elevar sus condiciones sociales y económicas.
La inseguridad y la criminalidad en el país, representan la mayor angustia de los ciudadanos, lo que debe motivar un profundo debate desligado del prejuicio dado a la actual conflictividad política, puesto que este fenómeno social ha tomado cuerpo desde hace 17 años y, hasta ahora, los gobiernos que hemos tenido no han definido planes que ataquen al mal desde la raíz. De los 195 países del planeta, Venezuela ocupa el puesto numero 13 en las estadísticas de mayor criminalidad; siendo superada por naciones como Ruanda, Namibia, Honduras, El Salvador y Guatemala. Reafirmándonos así que en la delincuencia confluyen factores sociales, económicos y políticos que debemos considerar a la hora de definir planes para enfrentar esta angustiante situación.
Entre los factores sociales: Carencia del medio familiar y escolar, mal uso del tiempo libre, agresividad en la programación de medios de comunicación, densidad poblacional, influencias de amigos, falta de educación y preparación familiar en la correcta canalización de las inquietudes juveniles, etc.
En el aspecto económico: Insuficiencia en el nivel de vida (52% de pobreza extrema), desempleo.
Entre los factores políticos: La crisis, la falta de sentido cívico y la corrupción moral.
En vista que estos tres factores forman parte de las responsabilidades de quienes dirigen o pretender dirigir el gobierno; debemos concluir que la dirigencia política ha centrado sus planes sociales en la búsqueda de la simpatía del electorado y no ha existido programas o propuestas hacia los niños y adolescentes, que permitan la prevención del delito.
Una encuesta efectuada en el 2005 a 86 jóvenes de 11 a 14 años, en la comunidad de Las Charas de Puerto La Cruz, nos reveló que el 30% practica un deporte diferente al de su preferencia, mientras que el 70% no participa ninguna especialidad; el 51% calificó su relación con los padres como mala, ante el 19% que la ubicó buena, y el 85% manifestó tener la ilusión de lograr una profesión en el futuro. Este sondeo de opinión nos confirma que existe un caldo de cultivo para que la frustración siga marcando la pauta entre las comunidades más pobres, debido a la carencia de programas que atiendan los deseos y necesidades de este sector de la población. Ante esta realidad, las mafias organizadas como el narcotráfico, han venido contribuyendo en la creación de un submundo; contando a su favor con una población juvenil desatendida, ya que los gobiernos solo han aplicado la represión hacia el delincuente o han creado centros de rehabilitación, pero no atienden de manera integral a los jóvenes y a la familia.
Desde el 2000 al 2005 el robo de vehículos se ubicó en 150 mil unidades (representa el 5% del parque automotor del país) valorados en 4,5 billones de bolívares; por otro lado, el consumo de drogas aumenta constantemente, mientras que la efectividad policial en el ataque al lavado de dólares, como la parte más rentable de este maligno negocio, deja mucho que decir.
En vista que el 83% de los niños y jóvenes entre 6 a 16 años hacen vida en algún colegio o liceo (públicos y privados), debemos convertir estas instalaciones educativas en epicentros para el desarrollo de planes de prevención del delito, ya que existe una conducta reflejada en las personas que viven un proceso de degeneración hacia la delincuencia, tales como: Acciones corporales, gestos, actitudes y lenguaje que fácilmente puede ser detectadas desde el centro educativo, para atender al joven y a su familia.
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