Para ser efectivos en el
ataque de las causas de la delincuencia debe abrirse una investigación por lo declarado
por Eladio
Aponte y Walid Makled
La inseguridad y principalmente la criminalidad en
el país, representan la mayor angustia de los ciudadanos, cuestión
que debe motivar un profundo debate desligado del prejuicio
producto de la actual conflictividad política, puesto que este
fenómeno social ha tomado cuerpo desde hace 26 años y, hasta ahora, los
gobiernos que hemos tenido no han definido planes que ataquen al mal desde la
raíz; tal como lo revela el siguiente cuadro comparativo:
Aumento de homicidios en Venezuela 1988 al 2000
Año
|
Homicidios
|
Año
|
Homicidios
|
Aumento en %
|
1988
|
1.709
|
1990
|
2.474
|
45%
|
1990
|
2.474
|
1998
|
4.550
|
84%
|
1998
|
4.550
|
2000
|
8.022
|
76%
|
De todos los países que integran el
planeta, Venezuela ocupa el puesto número 13 en las
estadísticas de mayor criminalidad; siendo superada por naciones como
Ruanda, Namibia, Honduras, El Salvador y Guatemala. Reafirmándonos así que en
la delincuencia confluyen factores sociales, económicos y políticos
que debemos considerar a la hora de definir planes para enfrentar
esta angustiante situación.
Entre los factores sociales, inciden: Carencia del medio familiar y escolar, mal uso del tiempo libre, agresividad en la programación de medios de comunicación, densidad poblacional, influencias de amigos, etc.
En el aspecto económico, se encuentran: Insuficiencia
en el nivel de vida, desempleo, falta de educación y
preparación familiar en la correcta canalización de las inquietudes
juveniles. Tal como lo revela una encuesta que veremos más adelante.
En cuanto a los factores políticos,
destacan: La crisis, la falta de sentido
cívico y la corrupción moral, entre otros.
En vista que estos tres factores forman parte de las responsabilidades de quienes dirigen o pretender dirigir el gobierno; debemos concluir que la dirigencia política (AD, COPEI; El Chiripero y ahora el PSUV) han centrado sus planes sociales en la búsqueda de la simpatía del electorado y no ha existido programas o propuestas hacia los niños y adolescentes, que permitan la prevención del delito; siendo quizás la razón por la cual el 75% de los delitos del país, son cometidos por menores de edad. En los últimos 15 años el presupuesto nacional han sido los más altos de la historia del país, pero el mismos ha estado orientado para ganar elecciones y no en función de un plan de desarrollo en aras romper el modelo monoproductor y rentista, el cual es la causa de las deformaciones de nuestro aparato productivos con los problemas que se desprende del mismo; tales como desempleo, subempleos, pobreza, poco avance tecno-científico y una educación destinada a gradual nuevos desempleados.
Una encuesta efectuada en el año 2005 a 86 jóvenes de 11 a 14 años, en las comunidades de Las Charas, Valle Lindo, Ezequiel Zamora y Chuparin Arriba (parte alta de Puerto La Cruz), nos reveló que el 30% practica un deporte diferente al de su preferencia, mientras que el 70% no participa ninguna especialidad; el 51% calificó su relación con los padres como mala, ante el 19% que la ubicó buena, y el 85% manifestó tener la ilusión de lograr una profesión en el futuro. Este sondeo de opinión nos confirma que existe un caldo de cultivo para que la frustración siga marcando la pauta entre las comunidades más pobres, debido a la carencia de programas que atiendan a este sector de la población.
Ante esta realidad, las mafias organizadas como el narcotráfico o las dedicadas al robo de vehículos, han venido contribuyendo en la creación de un submundo; contando a su favor con una población juvenil desatendida, ya que los gobiernos solo han aplicado la represión hacia el delincuente o han creado centros de rehabilitación, pero no atienden de manera integral a los jóvenes y a la familia. En 5 años, el robo de vehículos ha sido de 150 mil unidades (representa el 5% del parque automotor del país) valorados en 4,5 billones de bolívares; por otro lado, el consumo de drogas aumenta constantemente, mientras que la efectividad policial en el ataque al lavado de dólares, como la parte más rentable de este maligno negocio, deja mucho que decir. A lo que debemos agregarle serias denuncias que no han sido investigadas, contra altos funcionarios militares y políticos del alto gobierno; tal como fue el caso del ex magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, Eladio Aponte Aponte o el caso del narcotraficante Walid Makled.
En vista que el 83% de los
niños y jóvenes entre 6 a 16 años hacen vida en algún colegio o liceo
(públicos y privados), debemos convertir estas instalaciones
educativas en epicentros para el
desarrollo de planes de prevención del delito,
ya que existe una conducta reflejada en las personas que viven un
proceso de degeneración hacia la delincuencia, tales como: Actitudes
o acciones , gestos corporales y lenguaje que fácilmente puede ser detectadas
desde el centro educativo, para atender al joven y a su familia.
@robinrodrguez
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