La ofensiva del régimen esta orientada a tres fines: acelerar su proyecto autoritario y totalitario, acorralar a la oposición y reducir al mínimo sus espacios de acción política, a la vez de adelantar su plan gradual de ajustes económicos y fiscales para sortear una crisis que es producto del derroche de los recursos del país, la asquerosa corrupción y su incapacidad para atender los problemas de sociales de los venezolanos; cuadro económico que se ve agravado con la crisis que sacude al capitalismo a escala mundial, donde países de economías dependientes como la nuestra son afectadas.
La radicalización del régimen ante sus adversarios políticos y el autoritarismo contra los gremios y sindicatos que exigen reivindicaciones (incluyendo dirigentes afectos al régimen), esta motivando desesperación en un sector país que podría abrazar el impulso de un insurrección armada contra Chávez; cuestión que amerita análisis para evitar ser tontos útiles a los planes del régimen. Recordemos que los estudiosos de la guerra, como fenómeno político-social que ha estado presente desde la existencia de la humanidad, han concluido que la guerra “Es la evolución de una contradicción y una manera de resolverla”. Partiendo de este concepto, seria un error anteponer la guerra como alternativa a la situación del país, sobre todo cuando es sabido de las provocaciones constantes realizadas por Chávez para crear un cuadro político que le facilite recrudecer la represión y el autoritarismo, como ultima alternativa para sostenerse en el poder, ante los reclamos de los venezolanos por democracia, progreso económico, bienestar social y soberanía nacional.
Entre las tareas esenciales en el actual momento histórico que vive la patria, no se ubica una conspiración o el llamado ha una insurrección armada; sino la unidad de todas las fuerzas democráticas para enfrentar la ofensiva del régimen, la unidad de los sectores progresistas y de izquierda en función de ir perfilando una tendencia de avanzada en el movimiento opositor y la unidad y articulación de las luchas sociales con especial énfasis en el movimiento de los trabajadores y estudiantil. No debemos verla como una alianza coyuntural, ni transitoria o electoral; sino como un acuerdo de largo aliento, que incorpore a todos los sectores políticos y sociales, dando respuestas en todos los terrenos (en el frente institucional, en el escenario de las luchas de las masas, en lo electoral, en lo internacional, etc), teniendo como escenario principal, la movilización del pueblo y la retoma de la calle.
Debemos hacer una profunda revisión de la oposición y sus métodos; es necesario caracterizar correctamente al régimen para ser efectivos y contundentes en cada uno de los señalamientos que se hagan, puesto que sectores reaccionarios y recalcitrantes de la oposición han terminado colocando a Chávez como redentor de los más pobres, dado a sus reaccionarias posiciones. A la vez de definir el carácter y alcances de la unidad; delinear la estrategia a seguir y definir un proyecto alternativo al chavismo. Cada una de estas cosas implican un debate descarnado y profundo, para así poder canalizar el descontento y la incertidumbre que reina el las filas del oficialismo; quienes no deciden dar el asalto por no verse reflejados en una propuesta que encarne sus deseos y necesidades.
Crear un estado de necesidad y angustia en sus oponentes para motivarlos dar movimientos desesperados y así facilitar su derrota; forma parte de los principios del libro el Arte de la guerra de Sun Tzu y que Chávez como Teniente Coronel aplica en la lucha política de Venezuela. Por esta razón, es que no debemos dejarnos arrastrar hacia una situación que no es la que esta planteada en la actualidad en el país.
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