Para el Secretario General del partido
Vanguardia Popular, Rafael Venegas, existen dos grandes posturas que conspiran
contra la eficacia del diálogo:
En
primer lugar, la política y el discurso del gobierno. No se trata solo del
discurso que habla de que la política económica “ha sido extraordinariamente
exitosa”, como afirmó el ministro Rafael Ramírez, secundado por Maduro, quien
sostuvo que ahora tenemos tanta comida que el problema del hambre ha sido
sustituido por la obesidad por exceso de consumo ¡Vaya cinismo! Tampoco se
trata de la respuesta dada a la demanda de amnistía con la expresión lapidaria
que proclama: “es tiempo de la justicia, no del perdón”. Al fin y al cabo,
estas frases bien podrían ser discurso para las tribunas, sobre todo para sus
partidarios, a quienes el gobierno, contradictoriamente, ha repetido la idea de
que no negocia ni pacta nada con la oposición. Más importante que esto es el
hecho de que, mientras se realizaba esta primera reunión en Miraflores, y de
manera sistemática hasta el día de hoy, el gobierno ha arreciado la represión y
las provocaciones de forma innecesaria y desmedida. En efecto, al discurso
agresivo y descalificador que hemos escuchado en los últimos días, se unen la
represión brutal de las manifestaciones pacíficas: más persecución, nuevas
detenciones y tratos crueles, en claro intento por “dinamitar” el camino del
diálogo, alentar a los “radicales” y dividir a la oposición. De allí deriva
otra conclusión: el gobierno no tiene interés sincero en el diálogo por cuanto
no tiene soluciones que presentar. No tiene ninguna disposición de rectificar
sus erráticas políticas causantes de la crisis, del malestar social
generalizado y de las protestas que se escenifican en el país.
En segundo lugar, del lado de la oposición, las corrientes
“radicales”, claramente identificadas, insisten en plantear diálogo y protestas
como cosas excluyentes. Frente a la terca realidad que los desmiente cada día,
pretenden llevar el movimiento de protesta más allá de sus reales
posibilidades, con lo cual solo contribuyen al desgaste de la lucha, le dan
alas a minorías aventureras y antidemocráticas y favorecen la estrategia del
gobierno de “abortar” el diálogo. No entienden que el gobierno va al diálogo
porque la presión nacional e internacional así se lo ha impuesto. No entienden
que, como quedó demostrado en el primer encuentro, las fuerzas democráticas y
el movimiento estudiantil y de protesta no tienen nada que perder en el
escenario del diálogo. Por el contrario, asumirlo con transparencia y de cara al
país, con determinación y firmeza, con franqueza y claridad de propósitos, con
ideas y planteamientos justos que propendan a eventuales acuerdos concretos,
verificables por los facilitadores de UNASUR y El Vaticano; permiten poner en
evidencia la superioridad moral, política y programática de la alternativa
democrática frente al gobierno, desarma al régimen y lo desenmascara aún más. A
su vez, brinda una oportunidad, que bien vale la pena aprovechar, para explorar
soluciones al problema de la inseguridad y la carestía, al desabastecimiento,
el desempleo y el empleo precario, al drama de la salud y la educación y al
deterioro de los servicios públicos.
Asumir
el diálogo sin abandonar la protesta nos coloca en sintonía con el clamor de la
inmensa mayoría nacional que aspira a que la paz no sea una frase hueca ni una
excusa para manipular conciencias, sino el resplandor de la verdad y la
justicia, el imperio de los derechos humanos, la garantía de las libertades
democráticas y la certidumbre frente a las posibilidades de progreso y
bienestar para todos. Es la hora de la autenticidad y coherencia entre el
discurso y las acciones, de colocar los intereses nacionales y populares por
encima de nuestra miopía, mezquindades y pequeñeces. Es la hora de las neuronas.
No de las vísceras.
Conclusiones
de Vanguardia Popular sobre el diálogo entre gobierno y oposición:
1) La inmensa mayoría del país está de
acuerdo en dialogar para buscar soluciones a la grave crisis nacional, tal como
lo demuestran todas las encuestas de opinión Solo una minoría obcecada e irracional
pretende que se diriman nuestras diferencias a través de la violencia.
2) Esta primera sesión fue concebida como
un debate y, como tal, fue ganado ampliamente por la alternativa democrática.
3) Todos, sin embargo, tenemos sobradas
razones para ser pesimistas respecto a las posibilidades de éxito de esta
tentativa.
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