La falta
de unificación de los sectores democráticos nos puede llevar a la derrota
Extracto
del debate de VANGUARDIA POPULAR sobre la situación de país: Consideramos
imperativo unir todas las fuerzas democráticas en torno a una política y un
plan orientados a detener la escalada represiva del Estado y a destrancar el
conflicto, lo que supone buscar una salida que asegure una victoria del
movimiento, en el contexto de una estrategia destinada a preservar e
incrementar el acumulado de fuerzas reunido hasta ahora. Esto implica la
urgente necesidad de acuerdos básicos entre los sectores principales que
inciden de forma determinante en el movimiento; los que, teniendo importantes
diferencias entre sí,enfrentan, sin embargo, al mismo adversario y la misma
ofensiva autoritaria. En definitiva, es necesario entender que, dadas las
implicaciones del conflicto, así como el conjunto de elementos que envuelve la
coyuntura, son muchas y muy serias las responsabilidades que recaen sobre los
hombros de los principales factores beligerantes del mismo. Por lo mismo, se
impone un debate franco que facilite un entendimiento en torno a los objetivos,
las formas de luchas y las principales iniciativas a desarrollar, a partir de
lo cual debe constituirse un centro de dirección que garantice la coordinación
de los esfuerzos y la toma de decisiones. Dicho acuerdo debería dar paso a la
reunión de todos los sectores democráticos (partidos políticos, sindicatos,
gremios estudiantiles y profesionales, universidades, academias, lideres
populares y comunales, personalidades, intelectuales, artistas y un largo
etcétera) en un gran frente nacional contra la represión y en defensa de las
libertades y derechos democráticos que, además de la denuncia, unifique un
pliego de demandas urgentes que recojan el sentir de la inmensa mayoría
nacional que hoy sufre los estragos de la grave crisis económica, social,
política y moral que sacude a la nación. Dicho frente debe tener en la
movilización de calle su principal instrumento de lucha y la misma debe
combinarse con un sinfín de otras formas de protesta, complementarias entre sí,
incluidas las iniciativas en el plano internacional.
Buscar una salida al conflicto supone considerar
el camino del diálogo. No nos referimos al sainete que el gobierno ha montado
en Miraflores como una operación de distracción, ni tampoco a la idea de
desmovilizar la protesta. Por el contrario, para que sea posible un diálogo
serio, es necesario terminar de deslegitimar la “puesta en escena publicitaria”
llamada “Conferencia de paz” e imponer, con la fuerza de la movilización
estudiantil y popular, otro escenario del que participen los sectores realmente
beligerantes del conflicto, y en el que se discutan los verdaderos problemas
que han dado origen al mismo.
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