Anécdotas de un fin de año en el Frente Guerrillero Américo Silva
El 20 de diciembre del 1992 en tres vehículos conducidos coincidencialmente por tres pastores evangélicos, non dirigimos hacia un lugar del estado Anzoátegui donde en un trayecto de 10 kilómetros en la carretera nacional encontraríamos un bolsa negra. Efectivamente la encontramos y al aparentar estar orinando comenzamos a cantar una canción preestablecida que rapidamente fue respondida desde la emboscada guerrillera apostada en el lugar a la espera de nuestro ingreso, puesto que nos correspondia realizar un balance político-militar de la rebelión del 27 de noviembre de ese mismo año, a la vez de resguardarnos de la bestial persecución policial a la que eramos sometidos la mayoría de los que veniamos en los vehículos.
El dirigente de la FCU de la Universidad de Oriente núcleo Anzoátegui Nigel Barrolleta y los estudiantes de la UDO Bernardo Rizalez e Ignacio Figueroa, formaban parte de los que me acompañaban.
Luego de caminar toda la noche, fuimos recibidos en el campamento guerrillero por Eder Puerta Aponte, José Zacarias, Ramón Ruiz, Efrain Salazar (hermano de uno de los sobrevivientes de la Masacre de Cantaura) y una ventena de guerrilleros.
Llegado el 31 de diciembre en esa improvisada guerrilla, contábamos chocolates, hallacas, gallinas para sancochos y mas botellas de whisky que en una licorería, cuestión que era contradictoria puesto que en la guerrilla el consumo de bebidas alcohólicas es limitado y controlado para evitar relajos o situaciones de seguridad.
Esa noche me correspondió la guardia de 12 a 1 de la mañana, donde sucedieron algunas cosas graciosas. Escuche gemidos extraños y al acercarme al lugar me encontré que se trataba de Tomas que lloraba desconsoladamente al recodar a su madre muerta y casi simultaneamente escuché algo que se arrastraba en dirección a la cocina, al alertar sobre el caso, José Zacarias fue al lugar, donde se encontró que se trataba de un guerrillero que lo llamábamos "el comandante guacharaca" que se arrastraba en busqueda de una botella de ron; situación que generó cierta alarma en el campamento; al otro día me correspondió informarle a dicho guerrillero que se encontraba sancionado por tres días dado a su indisciplina y por generar una situación de alarma y seguridad en el campamento.
El 2 de enero, los cuadros del frente legal salimos de la guerrilla para ocupar nuestros puestos de combate en las calles y en las luchas de la población, partiendo de la premisa que la clandestinidad es una condición impuesta, por lo tanto teniamos que mantener la legalidad posible para así poder estar a la cabeza de las masas, ya que la conspiración es un acto secreto y muchas veces desligados de las masas, por lo tanto no somos conspiradores ni hacemos culto a la conspiración; la lucha debe ser en la calle pese al alto,precio que debemos pagar ante la represión. Para conocer más los invito a leer gratis por internet mi libro RELATOS DE UN SUBVERSIVO.
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