VANGUARDIA
POPULAR ANTE LA GRAVE SITUACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL DEL PAÍS
Caracas 12/11/2103-. La situación
económica y social del país se ha tornando grave y potencialmente peligrosa.
Cabalgando sobre el descontento y la angustia de nuestros compatriotas frente a
la inflación, la escasez, la especulación y el encarecimiento de los precios de
bienes y servicios, y en muestra evidente de su incapacidad para rectificar el
desastroso camino que sigue su errática política económica, el gobierno de
Nicolás Maduro ha puesto en práctica un conjunto de medidas que han resultado
“peor remedio que la enfermedad”. Fiel a su estilo de convertir el drama de los
venezolanos en espectáculo mediático, el gobierno de Maduro ha inventado una
estrategia para combatir una supuesta “guerra económica”, cuyo principal
objetivo es ocultar las verdaderas causas de la crisis económica y social que
atraviesa el país, eludir su responsabilidad en la misma y sacar provecho
político de cara a las elecciones municipales del 8 de diciembre.
El
gobierno ha respondido a los graves problemas de la economía, no con medidas
económicas serias que vayan al fondo de la crisis, sino con una irresponsable y
electorera campaña de propaganda que, de hecho, si no de propósito, estimula la
violencia social y amenaza con empeorar aún más la crisis que, en apariencia,
busca enfrentar. El resultado en
el corto plazo ha sido la profundización del clima de
incertidumbre en que vivimos, alimentando aún más las tensiones sociales
existentes. Los conatos de violencia que hemos presenciado en las interminables
colas a las que se han visto sometidos durante largas horas nuestros
conciudadanos, para adquirir electrodomésticos o productos de consumo masivo,
denuncian el estado de desesperación y desconcierto al que hemos llegado y
acrecientan el descontento y la protesta social. En el mediano plazo se
agudizará la tendencia a la quiebra del aparato productivo venezolano y la
inflación, la escasez y el encarecimiento del costo de la vida serán mayores.
De esta situación el gobierno es el
único responsable. En sus manos está la industria petrolera, con una producción
cercana a los 3 millones de barriles diarios y precios internacionales de 100
dólares por barril. Y sin embargo PDVSA ha sido irracionalmente endeudada, la
industria vive un deterioro visible e, irónicamente, hoy importamos gasolina y
otros derivados de hidrocarburos. También en sus manos están las industrias
básicas de Guayana y todas han sido llevadas prácticamente a la quiebra, como
producto de la desinversión y la mala administración de las empresas, en cuyo
seno se ha instalado un clima permanente de inestabilidad laboral como
consecuencia del incumplimiento de las contrataciones colectivas y la
acumulación de pasivos. En manos del gobierno está Agropatria, la mayor parte
de los centrales azucareros, el más grande y moderno matadero industrial de
Latinoamérica y buena parte de las tierras productivas que han sido expropiadas.
Y hoy importamos carne, leche, arroz, azúcar, caraotas, cereales y otros
productos agropecuarios. En sus manos también están las cementeras, Sidor y
Alcasa y hoy no se consigue el cemento, la cabilla y demás insumos para la
industria de la construcción. En sus manos está la industria eléctrica, y los
apagones reiterados y extendidos por toda la geografía nacional son la mejor
demostración del estado de deterioro del servicio. Desde hace años el gobierno
impuso el control cambiario y la devaluación de la moneda se ha convertido en
un proceso sostenido, mientras el dólar paralelo se ha disparado a la
estratósfera. También fue el gobierno quien impuso desde hace mucho tiempo un
sistema de control de precios, que se acompaña con instituciones como Indepabis,
Sundecop y otras, cuya misión es vigilar que se cumplan las regulaciones,
verificar los costos de producción y fijar precios justos para los bienes y
servicios. Y sin embargo el precio de los productos se hace cada vez más
inaccesible al menguado salario de los trabajadores y tenemos la inflación más
alta del mundo. El gobierno es responsable de la política de importaciones
masivas y de una gigantesca red de distribución de productos constituida por
PDVAL, Mercal, Mercalitos, Abastos Bicentenario y otros; no obstante lo cual se
pudren miles de toneladas de alimentos en los puertos, mientras la escasez de
productos básicos se ha hecho crónica.
Hoy, cuando el país registra los más altos
ingresos petroleros y fiscales de su historia, cuando año tras año el Seniat
bate record de recaudación fiscal, la nación sido endeudada en más de 240.000 millones
de dólares, registramos un déficit fiscal cercano al 20% del Producto Interno
Bruto e importamos productos por un monto cercano a los 60.000 millones de
dólares anuales. Entonces… ¿Quién es el verdadero responsable de la crisis
económica? ¿los industriales y comerciantes especuladores, usureros e
inescrupulosos, (que los hay y no en poca cantidad) o las erráticas políticas
económicas del gobierno, cuyas principales instituciones son solo “elefantes
blancos” plagados de ineptitud y corrupción, cuyos únicos méritos son haber
elevado el cinismo y la mentira a la categoría de política de Estado, construir
un poderoso y costosísimo aparato comunicacional para su propaganda
manipuladora, y convertir la tragedia que viven a diario nuestros compatriotas
en repetitivos shows mediáticos a través de interminables cadenas de radio y
televisión?
Lo que ha hecho crisis es el modelo
económico rentista-importador que depende casi exclusivamente de la producción
petrolera, las políticas económicas adoptadas por el gobierno desde hace ya
largos años y el conjunto de instituciones llamadas a garantizar su concreción
y cumplimiento. Incluso, la especulación y la usura que han denunciado
recientemente solo testimonian la incapacidad y corrupción de las instituciones
llamadas a combatirlas. A su amparo se ha desarrollado una boliburguesía
parasitaria que se alimenta de la quiebra de nuestro aparato productivo y de la
corrupción de Cadivi, de los negocios con el Estado y de las importaciones. Estos
males no se superan con campañas orientadas a ocultar la responsabilidad del
gobierno en la crisis, mientras se estimula la polarización política, se
estigmatiza y persigue a quienes nos oponemos a su nefasto modo de gobernar y
se busca sacar provecho electoral del drama que vive nuestra gente. Tampoco se
resuelven reprimiendo la protesta social, negando importantes derechos
económicos y sociales a los trabajadores y el pueblo y criminalizando la
protesta. Menos aún se superan con irresponsables espectáculos mediáticos a
través de los cuales se estimula la violencia social y la destrucción de
fuerzas productivas.
Caracas,
12 de noviembre de 2013
P/El
Comité Directivo Nacional de Vanguardia Popular
Rafael
Venegas
C.I:
3.814.870
Secretario
General
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