Mucho se ha señalado acerca de la propuesta de enmienda lanzada por el presidente inmediatamente después de sufrir una derrota el 23 de noviembre del año pasado.
Se puede señalar lo advertido por el Libertador acerca de las nefastas consecuencias de la permanencia indefinida en el poder por parte de una misma persona. Se puede señalar lo que significa que el presidente o cualquier otro funcionario elegido por votación, sea candidato perpetuo con la grosera ventaja, sobre cualquier otro candidato, de usar todos los recursos de un Estado petrolero para sus campañas electorales. Se puede señalar la perversa idea de que el país y la nación dependen de un solo líder insustituible y al cual se le debe obediencia absoluta como una garantía de salvación al puro estilo monárquico o fascista.
Pero hay uno principal: luego de 10 años que tenemos? Un gobierno que compra con limosnas la voluntad política de los sectores más empobrecidos; que es complaciente con los sectores del capital monopolista nacional e internacional; que es cómplice con la más grande corrupción sufrida por Venezuela; que es ineficiente en la solución de los más urgentes problemas como la caída de la capacidad adquisitiva del salario de los trabajadores, el desempleo y la inflación; que es inepto ante problemas tan graves como la criminalidad y la delincuencia. Y que es irresponsable al hundir al país es la más profunda dependencia hacia los EE. UU tanto por la entrada de divisas del petróleo que nutre el presupuesto nacional como por ser dicho país la principal fuente de importación de los bienes básicos que requiere el país.
Como pretende este personaje entonces que le demos la oportunidad de ser presidente vitalicio? Atropellando la voluntad popular ya expresada el 2 de diciembre de 2007, al rechazar la Reforma Constitucional que pedía precisamente la reelección indefinida. Abusando del poder cuando pone a las instituciones como el Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional y el Consejo Supremo Electoral, arrodillados ante el presidente, a justificar con cuanta patraña se les ocurre la realización de esta enmienda.
Es claro que se trata de un enfrentamiento entre el presidente y su puñado de adulantes y corruptos contra la voluntad nacional. Se trata de la contradicción entre un grupo minoritario que pretende imponer un régimen autoritario a perpetuidad y la mayoría del pueblo venezolano, incluyendo los mismos simpatizantes del oficialismo, que desean democracia, progreso y bienestar.
Ante esto se plantea la UNIDAD NACIONAL contra la enmienda. Unir todas las fuerzas para clavarle un NO hasta en la cedula a este hombre ambicioso, irresponsable y estrafalario que ya lleva gobernando 10 años y aún le quedan 4, y todavía no está conforme. Todos a votar no. Todos a ponerle una mano en el pecho y parar el abuso del oficialismo.
¡NO A LA MONARQUÍA MILITAR DISFRAZADA!
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